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Desnudos bajo la luna
Premio Único (Cuento 2012)

Eva Jungman

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Editorial Ruinas Circulares
64 páginas

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NO HAY LITERATURA AHÍ, donde la letra no nos interpela: a los lectores, pero antes a la mano que escribe. Detrás de cualquier historia que se cuente debería haber una especie de arquitecto de preguntas. Y nada de eso, sin embargo, debe notarse.
Tal parece el plan poético que guía los pasos de Desnudos bajo la luna.
En las historias que nos cuenta acá Eva Jungman hay un aire casual, cotidiano, que resuena siempre en nuestra experiencia, y un final que las resuelve en el plano de la poesía, pero nunca a modo de cierre: más bien lo hace en el territorio de un enigma, en ese lugar nos deja. No, es claro, a la trivial manera del artificio ingenioso. Sus finales nos hunden en una pregunta que también resuena en nosotros, como una cuerda que una vez pulsada no deja de vibrar, y nos dicen algo que no sabíamos que siempre nos habíamos preguntado. Y que, luego de la lectura de Desnudos bajo la luna, seguiremos preguntándonos.
Por muchas respuestas que ensayemos para este recorrido por "la traidora geografía de la ilusión" -como dice la autora-, volveremos una y otra vez a buscar en su texto, algunas claves, porque es sólo en el texto donde -paradojas de la literatura- se nombra lo que no se nombra.
No es poca virtud, pero -mejor aún- no es poco arte, sobre todo si, además, encima, se le agrega humor, vitalidad, y esa mirada socarrona, irónica, que nos invita a ser inteligentes, mientras nos va desnudando en nuestra profunda estupidez.
¿Habrá mejores formas de celebrar la condición humana?

                      HUGO R. CORREA LUNA
                         Septiembre de 2013